CONVIVENCIA ESCOLAR: COLABORACIÓN ESCUELA-HOGAR
, a través de la formación teórico-práctica supervisada. Se abordan tres capítulos teóricos en dónde se aborda la necesidad de involucrar a las familias en el proceso educativo los beneficios para las y los estudiantes (García y Flores, 1998), desde un enfoque de la convivencia escolar (Ortega y Del Rey, 2004) y la educación para los adultos (Vella, 2002). Se describe el diagnóstico que se hizo en la escuela secundaria dónde se llevó a cabo la intervención, el diseño del taller “Convivencia Escolar: La colaboración escuela-hogar” que se llevó a cabo. La evaluación que se hizo de la intervención muestra que el taller sirvió como una estrategia que permitió sensibilizar a las familias y docentes sobre la importancia de colaborar como un equipo de trabajo para el beneficio de las y los estudiantes. Las mismas actividades fueron trabajadas de manera independiente con padres y maestros.
Palabras clave: Vinculación escuela- hogar, convivencia escolar, aprendizaje adultos
INTRODUCCIÓN
El ser humano tiene dos necesidades sociales básicas: la necesidad de una relación íntima y estrecha con un padre o un cónyuge y la necesidad de sentirse parte de una comunidad cercana e interesada por él. Somos fundamentalmente animales grupales y nuestro bienestar es mucho mayor cuando nos encontramos en un ambiente armónico, en el cual vivimos en estrecha comunión.
Para la supervivencia es indispensable la independencia y la autoconfianza, pero en el discurrir de nuestra vida no podemos prescindir del apoyo y de la compañía de los otros, por lo que resulta importante escucharlos y pensar en ellos al momento de realizar alguna acción actividad en comunidad.
Esta necesidad de vivir en comunidad implica aprender una serie de normas y valores que faciliten la vida en sociedad, por lo que en los centros escolares resulta importante transmitirlas a las y los estudiantes para que las reproduzcan en una sociedad.
CONVIVENCIA
Convivir se refiere no sólo a compartir una clase o un espacio físico, sino compartir también un sistema de convenciones y normas para que la vida en común sea lo mejor posible. Ortega y Del Rey, 2004 explican dos dimensiones de la convivencia:
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